domingo, 17 de diciembre de 2017

EL OMBLIGO DEL MUNDO

En una isla en medio del océano hace muchos, muchos años vivía un pueblo gobernado por un rey que les guiaba con mano firme y prosperidad. Ellos creían que era hijo de los dioses pues todos gozaban en el vergel de su tierra.

Pero de pronto aquel bello lugar empezó a cambiar la tierra comenzó a temblar y la mar embravecida se  la tragaba sin compasión. El rey abrumado pidió consejo a uno de sus magos; éste le dijo que en sueños se le  había revelado un lugar donde crear un nuevo hogar y  fructificar que  para llegar a él solo tendrían que seguir la salida del sol.

Entonces el rey mandó a unos cuantos de sus mejores exploradores en un pecio en busca de ese nuevo lugar donde llevar a su pueblo. Al poco tiempo éstos regresaron para confirmar la visión del mago.

Subieron  a las naves guiados por su rey mientras miraban desolados como la isla que fue su hogar se la tragaba el mar.

Por fin llegaron a una tierra diferente algo escarpada donde las olas bramaban al llegar a los acantilados.

Se distribuyeron a lo largo de la orilla siempre mirando hacia donde una vez estuvo su  adorada isla pasaron los años y domesticaron la tierra.

El rey la llamó la isla del fin del mundo  para que las futuras generaciones no olvidaran su procedencia mandó tallar unas gigantescas estatuas y colocarlas mirando al vergel que un día fue “El ombligo del mundo”, su adorada e inolvidable patria.

 
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lunes, 11 de diciembre de 2017

LOS CABALLEROS DEL MONTE

Por los intrincados senderos de la sierra castellana varias veces al año la paz de sus bosques se ve alterada por unos intrusos que inquietan a sus moradores.

Ellos buscan árboles secos o caídos que cargan sobre sus caballerías como ayuda para sobrevivir del crudo invierno, la estancia se llena de lenguas de fuego,  con la música de su crepitar  y el calor con el cual resucitan los cuerpos.

Conocen cada ruido, canto y sonido de los montes, hasta el silbo del viento les cuenta sus más recónditos secretos.

Hombres que escuchan el lenguaje de la hierba que les dice: despacio y cautela que nos alteráis. Ellos recogen y limpian los inertes cuerpos que aprisionan las débiles plantas que les susurran, más sus voces no llegan a oírse, y perecen sumidas bajo el peso de aquellos muertos por la implacable fuerza de su destino.

La alfombra de color otoñal  con gotas de lluvia salpicada, los pies ateridos de frío recorren el camino tantas veces pisado y bendecido.

En casa esperan tras las ventanas que el cielo gris descargue sus cristales y cubran con frío manto la espesura.

Con los rayos de luz que se cuelan por las rendijas de la cortina mal corrida, despiertan cada mañana a toda prisa, por ver si la estación tan esperada, les llena de vida y de esperanza.

Perfume que embriagan los campos, de pinares con agujas afiladas, en su interior llevan sangre nueva. Mientras, los caballeros del monte con ahínco gota a gota se la llevarán, y dejarán por evidencia profundas heridas, que el tiempo y el bosque curará.

Intercambio de vida y sufrimiento, convivencia de siglos han tenido y ahora por un simple descuido u  oscuros intereses sus hogares legendarios han destruido. 

Los árboles  negros cual carbón y la tierra cubierta de un manto gris, están a la espera de  lágrimas celestes que les bañe y las limpie para siempre. Los caballeros  lo han repoblado ya resuenan el sonido de los pájaros, se ven las mariposas en las flores, con sus alas gritando de alegría al viento y un goteo de animales van llegando a ocupar por igual madrigueras y nidos.

Ciervos, corzos, jabalíes y muchos más, juntos a coro  sus canciones  entonarán y el monte de nuevo renacerá.

 

 

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domingo, 10 de diciembre de 2017

PIES DESCALZOS

Aterida por el frío viento de estos días he caminado hacia el recuerdo de mis años adolescentes, cuando aún se distinguían  las estaciones.

Aquel viento, si que nos congelaba hasta el aliento, con los dedos llenos de sabañones, que la mayoría de las veces se reventaban mostrando las profundas heridas al mundo.

El dolor se reflejaba en el rostro sin embargo de los labios no salía un débil quejido.

Las cencelladas esculpían un maravilloso paisaje de cuento, entonces no sabía su nombre, solo que al despertar y verlas decíamos :qué frío ha hecho esta noche.

¡Si hasta algunas partes del río se helaban! Ahora apenas lleva agua y el cierzo azota con furia los campos.

Con el sol enfurecido en la primera decena de junio pisábamos el ardiente empedrado de las calles de la capital del Moncayo. A nuestros catorce o quince años presumíamos con los primeros tacones.

Una vez acabados los últimos exámenes nos fuimos ni cortas ni perezosas,  desde el Instituto Castilla  hasta la ermita de San Saturio. Salir salimos de la ciudad pero, ¡ay! el pero, sí viene el pero y éste era que no veíamos el final del camino, porque lejos está un rato largo.

Las quejas de dolor de pies iba por turnos, el agua se nos acababa y con un hambre de lobo, nos sentamos en la hierba y dimos buena cuenta de los bocadillos.

Con los zapatos en las manos y los pies llenos de ampollas recorrimos el camino asfaltado a paso rápido mientras aguantamos el calor y otro rato por el frescor de la hierba. Así hasta que llegamos a una fuente que manaba de una  roca.

Desesperadas metimos los pies en el agua fresca, aliviadas nos secamos con los jerseys de perlé, nos pusimos papel pegado con celo en los dedos y metimos los zapatos en la fuente durante un buen rato.

Al cabo de una media hora más o menos nos los calzamos mientras, el agua salía a borbotones.

Nos estabilizamos y comenzamos a recorrer la distancia hasta la ermita. Llegamos al fin, el frescor que sentimos nos animó a sentarnos en un banco  mientras admiramos la preciosa oquedad hecha por el hombre.

Era media tarde cuando profundizamos entre los árboles de la ribera del Duero. Vimos corazones grabados a fuerza de navaja, con nombres y fechas que todavía perduran en sus troncos.

Esos álamos que adornan la orilla y que la luz pone dorados, a esa hora mágica del atardecer, donde seguro D. Antonio  halló su inspiración para crear un poema para que ellos fueran eternos.

Han pasado muchos lustros y muchas cosas he olvidado, pero aquellos zapatos de tacón color Burdeos  a ellos no los he olvidado.

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sábado, 9 de diciembre de 2017

AUCA LAS VIOLETAS

 ¡Uf  qué calor! - pensó Bel mientras encendía el ventilador. Se sentó en su sillón  favorito y con el libro electrónico entre sus manos comenzó a pasar páginas en busca de algo ligerito que la relajara.
            Con el aire fresco en su rostro y antes de iniciar la lectura, entornó  los ojos para despejar su mente y adentrarse en la ficción. Se encontraba en una enorme pradera llena de margaritas y otras florecillas silvestres que era la antesala de un  sorprendente soto frondoso con robles y olmos centenarios. Había zarzas con sabrosas moras y otras con endrinas, y a sus pies los tapices de violetas

que perfumaban el aire.
            Los animalitos que pululaban por allí le daban el aspecto de un cuento. Por eso a Bel le gustaba adentrarse en el bosque cuando su ánimo decaía un poco. Se sentaba al lado de las flores para aspirar su perfume a la par que cerraba los ojos para dejar volar su imaginación. Escuchaba los ruidos de los conejos, ardillas y varias clases de avecillas que poco a poco perdían su miedo y se le aproximaban. A ella le encantaba ese momento mágico en que su cuerpo permanecía inmóvil, mientras respiraba despacito para no ahuyentar a los animales.
            Cuando la tarde fenecía solía coger un ramillete de violetas para ponerlas en un pequeño jarrón de cristal labrado con hadas y flores que su madrina le había regalado en su pasado cumpleaños. Lo situaba en la estantería junto a los cuentos que releía una y otra vez hasta sabérselos de memoria. Su habitación quedaba embriagada por el perfume de las flores, creando una atmósfera perfecta para escribir sus propios relatos. Inventaba todo un mundo mágico con la fauna y flora del soto que tanto adoraba, añadiendo hadas y gnomos de las historias que los ancianos del lugar le contaban. Ella les correspondía con algunos ramitos de violetas que iba a buscar expresamente para ellos.
            Los años fueron pasando y Bel se hizo mayor y su pasión por la literatura creció a la par que su edad, tanto que de ello hizo su profesión. Su constancia tuvo la gratificación de ver en letra impresa una recopilación de sus cuentos infantiles.
            El sonido repetitivo del teléfono obligó a Bel a abrir los ojos lentamente. Estaba desorientada,  y cuando descolgó, una voces infantiles la devolvieron al presente: sus nietos habían regresado de sus vacaciones.
            Una vez acabada la conversación, instintivamente giró su vista hacia el violetero que aún conservaba desde su juventud y sonrió. Ahora contenía una varita de bambú con dos brotes, la única nota de naturaleza  en la sala de estar.


                                                                         Alicante, septiembre 2014




   
Publicado en este número de la revista en homenaje  a Miguel Hernández.


viernes, 8 de diciembre de 2017

LOCURAS


Me dijiste: No disimularé mi locura. Y me abrazaste.

También estoy loca, loca de amor por ti, pero sé que tú buscas otra cosa que no hallas en mí.

Cada vez que te miro siento como se me desgarra el corazón, al no poder besar esos labios provocadores.

¡Aléjate de mí! Regresa a tus orígenes y así nuestras locuras quizás encuentren la cordura que nos ayude a sobrevivir…

                                                                                                  
Toñi

miércoles, 6 de diciembre de 2017

EL JARDÍN VALENCIANO

Es el principal espacio verde en un área residencial de situada en la zona noroeste de la ciudad de Valencia. De momento en España es el último jardín basado en el libro “El sueño de Polifilo” escrito por Francesco de Colonna en el sigloXVI  donde se quiere ver misterio y esoterismo.

En éste se ubican tres plazas: una en la entrada principal, otra en la intersección de los ejes menores denominada la plaza del cubo y una tercera en el cruce de dos paseos con un gran estanque y en el centro la isla Citerea.

El estanque tiene una función ornamental  del agua parce que salen naranjos en alcorques y en el centro una isla que hay un lugar cubierto por una pérgola de rosales y clemátides a la que se llega por medio de dos pasarelas.

Las entradas laterales potencian una interacción directa entre el jardín y las viviendas existentes entorno al mismo.

 

lunes, 4 de diciembre de 2017

LUNA DE PRIMAVERA

Sonó el despertador como cada mañana y Guzmán se apresuró a apagarlo para que su mujer no se despertase. Se levantaba a las cinco, salía a correr por el parque hasta llegar al lago, allí descansaba unos minutos mirando ensimismado el agua, luego daba una vuelta a su alrededor emprendiendo el regreso a casa.

Así todos los días desde el regreso de las vacaciones. Sentía la necesidad de hacerlo para sentirse bien durante la jornada.

Sin embargo a medida que fueron pasando las semanas el lago se adueñaba de sus sentidos, poco a poco se iba convirtiendo en una atracción  enfermiza.

Se despertaba con la imagen de una joven de pelo largo, de color castaño y ondulado cubriéndole la  espalda, con los pies jugando en el agua. Y emergiendo del lago unos peldaños de escalera.

Así un día y otro, y otro, mientras Guzmán seguía con su rutina matutina con la esperanza de hallar a la misteriosa mujer de sus sueños.

A medida que avanzaba el invierno, su inconsciente le revelaba constantemente la imagen intrigante de la dama, siempre de espalda hasta que una madrugada se despertó empapado en sudor. ¡La había visto! De perfil, pero la había visto.

Se vistió y corrió como nunca hacia el lago, al llegar se desplomó sobre la fría hierba. Nadie lo esperaba, todo fue una jugarreta de su mente.

Guzmán siguió corriendo  y cada mañana se tumbaba a la orilla del lago a esperar sin saber el qué. El agua le hablaba, sin embargo él no entendía su lenguaje.

Los sueños que durante un tiempo desaparecieron, volvieron de manera extraña.

La mujer se había recogido el pelo y aparecía de frente sentada tomando un té, en una barca adornada con una calavera. Un escalofrío recorrió su cuerpo.

Por primera vez sintió miedo de sí mismo, no sabía cómo interpretarlo, un mar de dudas se adueñó de su mente.

La primavera se aproximaba, los días comenzaban a ser más largos y templados. Guzmán navegaba entre sus sueños a medida que éstos variaban, últimamente la veía emerger en el centro del lago con el pelo al viento, le miraba de frente con una calavera en su mano izquierda y una pluma de ave en la derecha.

Mientras la luna se difuminaba entre las nubes, era empujada a dormir por los rayos tenues del sol.

Estaba agotado de tanta ensoñación, se mostraba irritable y alterado, su carácter cambiaba a cada instante y la convivencia en casa se hacía insoportable.

Al llegar la noche temía la hora de acostarse, pero no sabía que ésta vez sería la última de sus pesadillas, cómo el las llamaba.

Dormía placidamente cuando de nuevo la dama, se le apareció a la orilla del lago entre flores, recostada en una gran concha desnuda y tocando una flauta de la cual salía una dulce melodía.

Relajado, con una sonrisa en los labios posó sus ojos incrédulos por las curvas sinuosas de la mujer que le invitaba hacer el amor. De pronto se fijó en el rostro y reconoció con asombro que era el cuerpo que durante años le acompañaba.

Se despertó y comenzó a besarla, sus manos recorrían su piel tantas veces acariciada y que hasta ahora se había vuelto una extraña.

Hicieron el amor durante horas con la intensidad de antaño. Lo que andaba buscando lo había tenido siempre a su lado.

Durmieron muchas horas y cuando ella le acarició para despertarlo notó el frío de su piel.

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sábado, 2 de diciembre de 2017

EL JARDÍN DEL PALACIO DE LOS CASTEJONES

 es un jardín de estilo renacentista localizado en los recintos del conjunto histórico-artístico del Palacio de los Castejones en la villa de Ágreda, provincia de Soria Castilla y León España.Tras la compra del palacio en 1670 por parte de Gil Fadrique de Castejón (1618-1692), éste iniciaría mejoras entre las que se encuentra el jardín, del que hay constancia gracias a un pleito entre el propio Gil y una propiedad contigua de Diego de Castejón Fonseca, obispo de Lugo y Tarazona.

El jardín tuvo su esplendor hasta 1809, año en el que fallece el V Marqués de Velamazán, propietario del palacio. A partir de entonces el recinto del palacio sufre una fase de abandono, sirviendo incluso de escuela, cárcel, juzgado o vivienda. En 1883 el ayuntamiento de la villa se convierte en su propietario, pero no sería hasta mayo de 2001 cuando el ayuntamiento decide restaurarlo de nuevo para convertirlo en uno de los atractivos turísticos de la villa.
Se trata de unos jardines construidos junto con el Palacio del mismo nombre, en el S. XV. Se dividen en dos espacios perfectamente diferenciados en cuanto a trazado: El Jardín Renacentista de Don Diego de Castejón y El Jardín de la Memoria. Destacan las plantas aromáticas y los nudos que forman los parterres. También existen fuentes, un teatro vegetal y un reloj astronómico. También cuenta con un pequeño teatro de espejos cuya intención es la de crear un lugar de juego y sorpresa