El llanto casi siempre procede de un deseo insatisfecho y representa una respuesta emocional a una situación de sufrimiento, pero las personas aprendemos a usarlo con múltiples variantes, para aprovechar sus posibilidades de manipulación, interacción social y comunicación afectiva.
Podemos contener el llanto o forzarlo; modularlo con diferentes intensidades y entonaciones; acompañarlo con otras manifestaciones físicas (lágrimas, aspavientos, golpes de pecho...). Todo ello, en función de nuestra conveniencia personal y de las costumbres sociales.
El llanto transmite vulnerabilidad, sumisión o dolor, por lo que puede inhibir la agresividad de los demás y despertar su compasión y consuelo. Algunos tipos de llanto:
Llanto de supervivencia del bebé para empezar a respirar.
Llantos infantiles angustiosos por un fuerte dolor.
Llantos histéricos y forzados de niños que quieren llamar la
atención de sus padres.
Llantos de frustración del niño a quien se le niega un capricho o
del estudiante suspendido.
Llantos de felicidad y emoción del deportista ganador o de los
amantes reencontrados.
Llantos de impotencia ante la enfermedad y el sufrimiento.
Llantos angustiados de los padres ante la adversidad de sus hijos.
Llantos fúnebres emocionados por la muerte de un ser querido.
Falsos llantos histéricos de las plañideras.
Una entrada perfecta y muy acertada, me encanta
ResponderEliminarUn saludo
Lady Deathpoet
http://ladydeathpoet.blogspot.com.es
Muchas clases de llantos necesarios. Un abrazo
ResponderEliminarEl llanto es necesario y bueno expresarlo, creo que las emociones, sobre todo las que se dicen "negativas" hay que aprender a gestionarlas y no reprimirlas. El llanto, muchas veces lo consideramos como una debilidad o fragilidad e intentamos esconderlo tras una màscara que no nos hace ningún bien. Al igual que la risa,el llanto es terapéutico.
ResponderEliminarUna gran e interesante entrada , Toñi.
Abrazos.